Machismo: Falsa superioridad del hombre sobre la mujer. Provoca discriminación y violencia física y verbal.
Hembrismo: Falsa superioridad de la mujer sobre el hombre. Provoca discriminación y violencia física y verbal.
Misoginia: Odio hacia las mujeres.
FEMINISMO: Defensa de la Igualdad de derechos y oportunidades entre todos los seres humanos, sin distinción.
COEDUCACIÓN: Educación de niñas y niños al margen del género femenino o masculino, es decir, acción de educarles partiendo del hecho de su diferencia de sexo, pero sin tener en cuenta los papeles que se les exige cumplir desde una sociedad sexista (Mª José Urruzola).
COEDUCAMOS EN INFANTIL
domingo, 14 de octubre de 2012
jueves, 28 de junio de 2012
CUENTOS SOBRE DIVERSIDAD SEXUAL
"REY Y REY" Linda de Haan y Stern
Nijland. Ediciones Serres
“TRES CON TANGO”
Peter Parnell y Justin Richardson
domingo, 4 de marzo de 2012
8 DE MARZO. 130 PROPUESTAS PARA LA COEDUCACIÓN
Material didáctico con 130 propuestas para la coeducación
FETE-UGT puso en marcha la campaña 130 propuestas para la coeducación coincidiendo con la celebración del 8 de marzo del Día Internacional de la Mujer. La iniciativa, que cuenta con la colaboración del Instituto de la Mujer y del Ministerio de Igualdad, recoge en 14 fichas un conjunto de líneas de actuación, ideas y reflexiones que pretenden ayudar a los y las docentes a transformar la vida de nuestras escuelas desde la mirada del feminismo.
sábado, 3 de marzo de 2012
Coeducación en Educación Infantil
Artículo muy interesante sobre Coeducación en Educación Infantil, de Ana Ortiz Castillo.
La conclusión de este artículo dice así:
La escuela Infantil ha de transmitir una serie de conocimientos, valores y actitudes a todos los sujetos que la constituyen, niños y niñas, es decir, su misión es conseguir el desarrollo integral del individuo, independientemente del sexo al que pertenezca.
La coeducación es la coexistencia de actitudes y valores tradicionalmente considerados de chicos y chicas, donde se potencie el desarrollo de ambos, partiendo de la realidad de dos sexos diferentes, dirigiéndose hacia un desarrollo personal y una construcción social comunes y no enfrentadas.
La conclusión de este artículo dice así:
La escuela Infantil ha de transmitir una serie de conocimientos, valores y actitudes a todos los sujetos que la constituyen, niños y niñas, es decir, su misión es conseguir el desarrollo integral del individuo, independientemente del sexo al que pertenezca.
La coeducación es la coexistencia de actitudes y valores tradicionalmente considerados de chicos y chicas, donde se potencie el desarrollo de ambos, partiendo de la realidad de dos sexos diferentes, dirigiéndose hacia un desarrollo personal y una construcción social comunes y no enfrentadas.
lunes, 27 de febrero de 2012
De Blancanieves a Rapunzel, el cuento oculto de las princesas
De Blancanieves a Rapunzel, el cuento oculto de las princesas
Sábado 24 de diciembre de 2011. Nodo50
Fuente : Periódico Diagonal
La construcción de estereotipos femeninos en las heroínas de la factoría Disney
Sumisas, obedientes y amantes esposas o personas independientes, con capacidad de elección: ¿en qué queremos que se conviertan las niñas?. Hace unos días, Disney España lanzaba una nota de prensa en la que afirmaba que el 90% de las niñas españolas prefería disfrazarse de princesa antes que de médica, animal o flamenca. Una cifra altísima... si fuera real. En realidad se trata del 90% de las hijas de entre 4 y 7 años de 359 mujeres españolas. Teniendo en cuenta que, según los datos de 1999, en España viven 10.165.237 mujeres con hijos e hijas, no parece que sea una muestra muy representativa.
Aún así, no hay que subestimar la influencia de Disney: hablamos de una industria que mueve millones cada año, que lleva presente en el imaginario colectivo desde 1937 (cuando estrenaron su primera película, Blancanieves y los siete enanitos) y que, sólo con sus princesas, genera alrededor de 4.000 millones de euros. La propia compañía estima que cada niña ve unas 40 veces el DVD de su princesa favorita (no dice nada acerca de los niños).
Como dice Ismael Ramos Jiménez en Desmontando a Disney: hacia el cuento coeducativo (tercer premio en el certamen de materiales curriculares coeducativos Rosa Regás, editado por la Junta de Andalucía), “las historias de Disney cuentan con presunción de idoneidad para educar, así como legitimidad cultural a la hora de enseñar valores e ideales”.
Sin embargo, como señala el especialista en cuentos Jack Zipes: “las historias Disney reproducen estereotipos de género que tienen un efecto adverso sobre los niños, al contrario de lo que los padres puedan pensar […]. Ellos creen que son esencialmente inofensivas y en absoluto lo son”.
Construcción de roles
“La asociación de roles de género en los niños y niñas comienza a edades muy tempranas: con tres años ya se tiene una idea clara de lo que corresponde a cada rol”, explica Eva Velasco, agente de igualdad en el barrio de Hortaleza (Madrid). Un aprendizaje que ocurre por imitación de la familia, los amigos y los personajes televisivos, como las heroínas de Disney. Y en las historias de princesas, en general, el elemento femenino, aunque sea protagonista, está subordinado al masculino: la salvación de la princesa depende de él. Es decir, que las mujeres no son capaces de cuidar de sí mismas y necesitan la ayuda de un hombre. Al menos, todas las mujeres que no sean una bruja.
Porque Disney sólo ofrece dos modelos de mujer: la princesa joven, guapa e inocente que acaba conociendo al hombre de sus sueños para unirse en matrimonio (Pocahontas es la única película en la que no hay boda) y que con las excepciones de Bella y Tiana jamás coge un libro o tiene un trabajo; o la bruja, generalmente madura, con curvas, independiente, poderosa e inteligente, pero fea y malvada. No es de extrañar que las niñas quieran ser la princesa.
La princesa, en casa
Y la princesa tiene un ámbito claramente definido: el privado. Incluso en el caso de las últimas heroínas – Mulan, Rapunzel– en el que se ha querido dar una imagen más activa y moderna de la mujer como ser actante e independiente, vemos cómo al final pasan del cuidado del padre al de su pareja. En el caso de Mulan, ésta llega incluso a rechazar cargos en la corte imperial para poder volver a casa con su padre y, posteriormente, casarse. Salvando las distancias, algo similar al final de Piratas del Caribe (también de Disney, por cierto): la rebeldía no es más que un pequeño periodo de libertad antes de pasar a ser una fiel y enamorada esposa (y madre). En el mundo Disney son los hombres los que dominan la esfera pública, los que ostentan el poder y tienen un estatus de supremacía: reyes, visires, príncipes, caballeros, etc.
Uno de los ejemplos más paradigmáticos, como comenta Ramos, es quizá El Rey León, donde el espectador es testigo de “la lucha encarnizada por el poder entre los machos por una parte y la exclusión de esta lucha y la pasividad de las leonas por otra, cuando por todos es sabido que estos felinos hembras son los animales más fieros en la caza y protectores de la manada; atributos que Disney les niega para relegarlas a meras espectadoras pasivas del trasvase de poder entre machos”.
Disney construye así un mundo bipolar, en el que la belleza, la seducción y el hogar son del dominio de las chicas y la fuerza, la violencia y la vida pública, de los chicos. Como bien concluye Ramos, “tras consultar a muchas niñas y a muchos niños cuáles eran sus películas favoritas de dibujos hemos obtenido multitud de títulos de Disney. Tras preguntar también a muchas niñas y niños cuáles eran sus personajes favoritos de Disney podemos concluir que las niñas quieren ser princesas y los niños no”.
Como dice Ismael Ramos Jiménez en Desmontando a Disney: hacia el cuento coeducativo (tercer premio en el certamen de materiales curriculares coeducativos Rosa Regás, editado por la Junta de Andalucía), “las historias de Disney cuentan con presunción de idoneidad para educar, así como legitimidad cultural a la hora de enseñar valores e ideales”.
Sin embargo, como señala el especialista en cuentos Jack Zipes: “las historias Disney reproducen estereotipos de género que tienen un efecto adverso sobre los niños, al contrario de lo que los padres puedan pensar […]. Ellos creen que son esencialmente inofensivas y en absoluto lo son”.
Construcción de roles
“La asociación de roles de género en los niños y niñas comienza a edades muy tempranas: con tres años ya se tiene una idea clara de lo que corresponde a cada rol”, explica Eva Velasco, agente de igualdad en el barrio de Hortaleza (Madrid). Un aprendizaje que ocurre por imitación de la familia, los amigos y los personajes televisivos, como las heroínas de Disney. Y en las historias de princesas, en general, el elemento femenino, aunque sea protagonista, está subordinado al masculino: la salvación de la princesa depende de él. Es decir, que las mujeres no son capaces de cuidar de sí mismas y necesitan la ayuda de un hombre. Al menos, todas las mujeres que no sean una bruja.
Porque Disney sólo ofrece dos modelos de mujer: la princesa joven, guapa e inocente que acaba conociendo al hombre de sus sueños para unirse en matrimonio (Pocahontas es la única película en la que no hay boda) y que con las excepciones de Bella y Tiana jamás coge un libro o tiene un trabajo; o la bruja, generalmente madura, con curvas, independiente, poderosa e inteligente, pero fea y malvada. No es de extrañar que las niñas quieran ser la princesa.
La princesa, en casa
Y la princesa tiene un ámbito claramente definido: el privado. Incluso en el caso de las últimas heroínas – Mulan, Rapunzel– en el que se ha querido dar una imagen más activa y moderna de la mujer como ser actante e independiente, vemos cómo al final pasan del cuidado del padre al de su pareja. En el caso de Mulan, ésta llega incluso a rechazar cargos en la corte imperial para poder volver a casa con su padre y, posteriormente, casarse. Salvando las distancias, algo similar al final de Piratas del Caribe (también de Disney, por cierto): la rebeldía no es más que un pequeño periodo de libertad antes de pasar a ser una fiel y enamorada esposa (y madre). En el mundo Disney son los hombres los que dominan la esfera pública, los que ostentan el poder y tienen un estatus de supremacía: reyes, visires, príncipes, caballeros, etc.
Uno de los ejemplos más paradigmáticos, como comenta Ramos, es quizá El Rey León, donde el espectador es testigo de “la lucha encarnizada por el poder entre los machos por una parte y la exclusión de esta lucha y la pasividad de las leonas por otra, cuando por todos es sabido que estos felinos hembras son los animales más fieros en la caza y protectores de la manada; atributos que Disney les niega para relegarlas a meras espectadoras pasivas del trasvase de poder entre machos”.
Disney construye así un mundo bipolar, en el que la belleza, la seducción y el hogar son del dominio de las chicas y la fuerza, la violencia y la vida pública, de los chicos. Como bien concluye Ramos, “tras consultar a muchas niñas y a muchos niños cuáles eran sus películas favoritas de dibujos hemos obtenido multitud de títulos de Disney. Tras preguntar también a muchas niñas y niños cuáles eran sus personajes favoritos de Disney podemos concluir que las niñas quieren ser princesas y los niños no”.
lunes, 13 de febrero de 2012
MATERIAL SOBRE COEDUCACIÓN INFANTIL
Entre los fines de la educación se resaltan el pleno desarrollo de la personalidad y de las capacidades afectivas del alumnado, la formación en el respeto de los derechos y libertades fundamentales y de la igualdad efectiva de oportunidades entre hombres y mujeres, el reconocimiento de la diversidad afectivo-sexual, así como la valoración crítica de las desigualdades, que permita superar los comportamientos sexistas (LOE 2/2006, de 3 de Mayo).
La educación permite avanzar en la lucha contra la discriminación y la desigualdad sean estas por razones de nacimiento,raza,sexo,religión y opinión.
Gemma Torres Fernández y Mª Carmen Arjona Sánchez son las autoras de este fantástico documento en el que orientan al profesorado de Educación Infantil en el tratamiento de la Coeducación en la escuela.
La escuela ha de transmitir una serie de conocimientos, valores y actitudes a todos los sujetos que la constituyen, niños y niñas, ha de potenciar las habilidades necesarias para que cada individuo independientemente de su sexo las integre en su personalidad, es decir, se pretende que toda persona tenga la oportunidad de potenciar aquellos valores, actitudes y conocimientos que posibilitan un desarrollo integral de su personalidad, lo que a su vez le permite‚ una integración responsable y participativa como miembro de la sociedad en la que vive, sin hacer diferencias por razón de sexo.
En la primera parte del documento, se justifica la necesidad de comenzar una educación no sexista en los primeros años de vida. Analizando como se adquieren los roles y estereotipos de género, los factores que influyen en su aprendizaje, así como el papel que para la infancia juegan las personas adultas como modelos en la adquisición de los mismos.
En la segunda parte, se intenta analizar los distintos elementos curriculares desde el punto de vista de la coeducación, haciendo sugerencias respecto a su análisis y tratamiento, intentando relacionarlos con el Proyecto de Centro, Proyecto Curricular y Proyecto de Aula.
A continuación. se recoge alguna bibliografía y Videografía, que pueden ser útiles para profundizar en la teoría coeducativa, con el fin de orientar al profesorado interesado, así como una relación de libros alternativos no sexistas a utilizar en nuestra biblioteca de aula y/o centro.
domingo, 12 de febrero de 2012
DESAPRENDER LA DISCRIMINACIÓN EN EDUCACIÓN INFANTIL
"DESAPRENDER LA DISCRIMINACIÓN EN EDUCACIÓN INFANTIL" (2010)
Babette Brown. Ediciones Morata.
Babette Brown cuestiona algunas preconcepciones acerca del desarrollo en la primera infancia, por ejemplo, que niñas y niños no pueden comprender problemas relativos a la justicia, o las situaciones de discriminación de caracter clasista, sexista, homofóbicas, debidas al color de la piel, o basadas en prejuicios sobre la discapacidad.
Desde muy temprana edad la infancia observa el mundo que le rodea, aunque no pueda conceptualizarlo ni hacer juicios de valor. Mediante el lenguaje corporal, los gestos y el propio lenguaje oral, niños y niñas se convierten en seres expertos en la comunicación de necesidades y de sentimientos, pero también en interpretar las reacciones y valoraciones de las personas adultas. Ser conscientes de estos aprendizajes infantiles nos obliga a prestar atención a nuestras propias actitudes y conductas, pero esto no es suficiente. También es imprescindible revisar continuamente las normas y prácticas con las que trabajamos en las instituciones escolares.
Estamos ante un libro muy práctico, pero a su vez bien fundamentado, que proporciona muchas y variadas estrategias para ayudar al alumnado a darse cuenta de sus estereotipos, concepciones erroneas y de las múltiples situaciones por las que las personas son discriminadas. Podemos enseñarle a desaprender esas conductas y rutinas negativas que fueron aprendidas sin plena consciencia como fruto de un ambiente en el que la discriminación se ejerce y se sufre de múltiples maneras.
Esta obra aporta valiosas sugerencias al profesorado de esta etapa educativa así como a estudiantes de las titulaciones de educación y, en general, a todas las personas relacionadas con la infancia, madres y padres incluidos.
Babette Brown es profesora de Educación Infantil con amplia experiencia, es autora de numerosos artículos que publica en la revista Nursery World.
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